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Nadie puede conocer al resto del mundo sin primero conocerse bien a si mismo . Pienso que las personas estamos hechas de carne y huesos, encantos y defectos. Bienvenidos.

viernes, 17 de agosto de 2012

Capitulo 1

Sus amigos le decían Annie, o Steff, o... como sea, solo usaban su nombre entero para regañarla o para pasarle lista en el colegio. ¿Cómo decía? Ah, sí. Stefannie vivía en un pequeño pueblo donde todos se conocían. Si alguien tenía problemas con alguien, el pueblo se enteraría antes que el mismo dueño del problema.

Por más que ella había vivido gran parte de su vida en Fieldville, no conocía a todos y eso no era en realidad su mayor deseo, ya que le bastaba con su grupo chico de amigos, con el que sobre todo, se hablaba con los del colegio.

No era exactamente una persona extrovertida, en realidad reservaba su más loca personalidad a quienes tocaran de cerca su corazón. Solía ser dulce, tierna y amable a veces. Pero su bipolaridad la transformaba en una persona gritona, malhumorada y muy impulsiva de vez en cuando.

Su mayor refugio era su cuarto. Cubiertas las cuatro paredes con recortes de diarios, fotografías de famosas, algunas de ella y otras que tomaba a paisajes. Dibujos, pinturas, carteles de amigas, e incluso un pequeño grafiti. Ahí era donde ella se escondía cuando parecía que el mundo intentase comerla, devorarla y lastimarla. Cuando la lluvia escuchaba sus penas y cuando nadie, absolutamente nadie quería escucharla. Ni verla, mucho menos verla.

Usaba siempre unos jeans gastados, rotos y grises, ése era su look casual. Zapatillas con cordones de colores y remeras llamativas. Era por eso que detestaba el estructurado y monótono uniforme escolar, la pollera a cuadros con camisa y corbata. Lo odiaba casi tanto como a su compañera de clase Brenda. Pero ya hablaremos de ella luego, sigamos con Stefannie.

Si hablamos del colegio, no era ella la mejor (ni la peor, aclaro) de las estudiantes. Cuando niña había recibido medallas, honores y diplomas por sus calificaciones. Pero la secundaria fue un cambio demasiado brusco, demasiado absurdo y repentino, ¿Qué acaso no lo es para todos?, y bueno, decía... La hora de matemáticas y de Historia era su descanso, en el cual cerraba los ojos y soñaba despierta. Eso hasta que los profesores golpeaban con una regla su escritorio gritando algo como ‘‘¿Thomas, Thomas, entendió la ecuación?'' o ‘‘¿En qué año se produjo la revolución de las industrias textiles?'' ella miraba giraba su cabeza de un lado a otro mientras regresaba su mente a la clase.

El recreo, diez minutos de libertad luego de estar sentado como un robot recibiendo información, su momento preferido, ella se sentaba en la ventana del aula a hablar con sus amigos.

Era normal verla riéndose por los pasillos, ya que todo le causaba gracia. Caminaba haciendo resonar sus zapatos mientras rizaba con un dedo un mechón de su cabello rubio lacio. ¿No mencione aún que tenía el pelo más largo de la escuela? Largo, rubio, con mechas rosas y negras. Su madre jamás le había autorizado a teñírselas, sin embargo ella lo hizo por mano propia.

Era rebelde, rebelde y muy caprichosa. Quería llevarse el mundo por delante a veces, aunque muchas otras la timidez se la llevara por delante a ella. Vivía pendiente de sus sueños, pero no siempre se tomaba el atrevimiento de hacerlos realidad.

En fin. Con ustedes, Stefannie Thomas, una chica que sobrevive a los medios y a las críticas, una chica que no baja los brazos aunque eso quisiera... Con ustedes, Stefannie, una freak.

*freak: (significado): persona rara/monstruo/fenómeno.

Unos de sus grandes defectos era su falta de paciencia y su autoestima adherida fuertemente al suelo. Solía ser bipolar, lo que la convertía en una persona tanto realista como pesimista como positiva. Bueno, dejemos de describir a esta freak, ya conoceremos más de ella en esta historia.

Era una mañana sumamente fría, donde el pasto mismo se tornaba blanco con las gotas heladas de rocío. Sonaba el despertador, ya eran las 6 am y Stefannie azotaba el reloj contra la mesa de luz para lograr silenciar ese sonido perturbador que le avisaba que era hora de abrir los ojos y como siempre… enfrentarse al mundo y darle la cara al desafío mas temeroso por las mañanas de invierno: salir al mundo exterior y no morir de hipotermia. Se levanto desperezándose y bostezando, mientras su perrito Cody se zambullía en las sabanas pidiendo cinco minutos más. Ella se puso su par de pantuflas de peluche rosa y se dirigió hacia el gran espejo del baño, su peor enemigo. Al mirar su reflejo no hizo más que una mueca de asco. Era demasiado acomplejada en cuanto a su cuerpo. Según ella no era más que un saco de huesos carente de curvas. Qué triste saber que no era ella la causante de esos pensamientos, si no las criticas disfrazadas de broma que recibía al pasearse en bikinis en verano. La llamaban enferma. Ella simplemente bajaba la cabeza y se mordía los labios para callar lo que su lengua quería gritar: BASTA, solo quería paz. Se vistió, nuevamente se dirigió al espejo donde contemplo el acné de su rostro el cual odiaba más que un feriado en fin de semana. Se puso maquillaje, pinto sus ojos (marrones verdosos, chicos y misteriosamente picaros) y peino su pelo largo y colorido. Uno que otro broche en forma de calavera-corazón. Café cappuccino, un par de galletas de miel. Tras dar el último trago de su taza, alguien llamaba a la puerta. Seguramente serian sus mejores amigos, Lali y Jonathan. Acertó, eran aquel par de locos que pintaban de colores hasta sus días más aburridos.

- Que onda Annie, te recomendaría que te abrigaras aquí afuera esta como en el polo – dijo bromeando Lali.

Salieron rumbo al colegio. Solían tener charlas incoherentes todo el camino, y esta vez no cambiaria.

- Que lindo, ya es lunes, tenemos matemáticas y no hice la tarea, creo que hoy puede llegar a ser un gran día- dijo Annie con un tono de voz sarcástico.

- Que raro ella. No me sorprendería ver un criadero de ceros en tus calificaciones. Ponete las pilas- recomienda Lali.

-(risas)- interrumpe Jonathan – ¡habla cuya persona no logra sacar literatura del año pasado!-

- Bueno chicos, no vamos a discutir por quien es el más ignorante o como sea- dice Annie – ¿Saben que estaría bueno? Ir rápido, así corriendo a la panadería y comprarnos unos buenos biscochos salados. ¿Quien se ofrece?-

Brillante idea. La panadería quedaba ni más ni menos que a dos cuadras y en un par de minutos el timbre tocaría. Los tres permanecieron en silencio y Annie decidió ir ella. Iba a los saltos, esquivando pozos y montañas de piedras y arena que había cerca por la remodelación de un edificio. Hacia “humo” con su boca (todos lo hemos hecho días fríos) hasta que de repente diviso a media cuadra a Joan, el chico por el que todas las chicas del colegio morían. Ella no le daba demasiada importancia aunque era demasiado lindo como para no mirarlo. Suspiro, camino un poco más lento y se acomodo el cabello disimuladamente con los dedos. “¿Lo saludo? no, quedaría demasiado regalada… ¿si me hago como que me lo choco?… no, no, se daría cuenta. ¡Ya sé! Voy a preguntarle la hora. No, no… no se lo primero que me salga” pensaba. Pero al estar a pasos de distancia fue Joan quien la saludo.

- Stefy – dijo dudando el nombre- la escuela es para allá-

-(¿Lo dijo en joda? ¿Me rio?) Jajaja, si ya se, iba rápido a la panadería a comprar unos bizcochitos para el recreo.

- ¿Te acompaño?- dijo con una cara matadora, sonrisa perfecta y ojos brillosos. ¿Como decirle que no?

Camino al colegio (ambos consientes de que llegarían tarde) caminaban en silencio, era la primera vez que Annie estaba cerca de él, para ser sinceros él jamás la había siquiera mirado antes. Era la clase de chico lindo que pasa el tiempo con las chicas del club de baile del colegio, formado por (presentación, luces, tambores, orquesta) las lindas huecas. Con lindas me refiero a grandes curvas, minifaldas cortas y una increíble fobia a las nerds o freaks. En fin, la cosa se tornaba incomoda entonces Annie intento sacar algún tema de conversación que no fuera precisamente referido a sus amigas, las creídas.

- Y, Joan… que raro andas solo, siempre vas al colegio con tus amigos y todo eso-

- Pasa que como es tarde ya todos deben estar en el cole, la buscaría a mi novia pero siempre sale con sus amigas-

Momento incomodo. ¿Novia? Eso si que era imposible de procesar. “Si tuviera novia ya se hubiera producido una ola de suicidios en mi clase”- se le cruzo por la mente- “Además me hubiera enterado, acá la información viaja a la velocidad de la luz”.

- Novia, que bien- dijo – podría llegar a jurar que estabas soltero, digo, no es que no tengas levante. Muchas chicas quisieran salir con vos. Eso dicen.

- ¿Vos decis? Si mi novia es Brenda. Supongo que la conoces, baila en el club del colegio.-

“Un momento. Dijo… ¿Brenda? Debí intuirlo. Morocha, ojos celestes, y más curvas que una montaña rusa” pensó.

-Ah sí, morochita, si si la ubico – (llegando al colegio, pensando que pensaran los demás al verla llegar con el novio de la chica linda-popular) ¿te parece si adelanto un poco no quisiera entrar al mismo tiempo que vos pueden pensar cualquier cosa, te cabe?- dijo adelantándose unos pasos revoleando la bolsa de biscochos. El asintió con la cabeza. Annie no podría creerlo. Había caminado un par de cuadras con el más lindo de la escuela y ya había obtenido información recién sacada del horno. Apenas entro noto que no había llegado tarde, y que sus amigos la esperaban sentados bajo el árbol.

- Lo hiciste Annie, (aplausos, gritos) pero una bolsa no alcanza ni para mi pava- dijo Jonathan levantándose.

- No importa, escúchenme por favor. ¿Vieron este chico, estem… Joan?- (todos asienten con la cabeza) – bueno vino conmigo desde la panadería, y me dice que anda de novio con la loca esta, la que me mira siempre así como con asco… Brenda. No soy de los chismes pero creo que es demasiado jugoso como para no contárselos-

- Era predecible, ella es un gato y el un hombre- dijo Lali, con bastante razón en el uso de sus palabras.

- No todos los varones somos iguales – contradijo Jonathan poniendo la palma de su mano sobre el hombro de Lali – hay otros que preferimos un cerebro y un corazón-

Silencio. Cuanta ternura en tan pocas palabras, Annie quedo boquiabierta.

- Ehhh Jonhy, ¿andas enamorado o algo así?- pregunto sorprendida.

- Digamos que solo se diferenciar una princesa de una villana- dijo riendo.

Toco el timbre. Lentamente y sin ganas, todos se levantaban para entrar al salón. Bienvenidos a la rutina.

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